Personas que conocí haciendo dedo. Algunas...



• Un camionero al que se le incendió la consola por un corto en los cables del tablero. Me llevó desde Olavarría hasta la rotonda de Bahía Blanca.
• Un checo al que levanté en Regina y que llevé hasta Bahía Blanca. Era profesor de geografía y recorría Latinoamérica a dedo. Volvía a Buenos Aires para regresar a su país.
Ferry a Chiloé
• Una pareja de hippies. Se dedicaban a viajar en auto, ahora que tenían uno, y nos llevaron porque sabían lo que era ser mochilero. Esto fue por los 7 Lagos.
• Un pescador, en la isla Chiloé, que nos señaló cómo meter el auto en la playa y nos informó que tomando el paso Futaleufú y luego un ferry a la isla, se ven ballenas francas en pleno febrero.
• Un matrimonio que me acercó a Río Colorado cuando el auto se nos quedó en la 251.
• Tres porteños que se la pasaron hablando de negocios, nos llevaron en una Chevy en Tandil.
• Un escritor que volvía de un encuentro en Las Grutas, se nos coló hasta Roca.
• Tres chilenos mochileros, uno de los cuales me preguntó por qué razón tenía un auto tan viejo, “¿cachay?”
• Un flaco en una Land Rover que nos auxilió en un día de lluvia —nosotros estábamos haciendo dedo, pasados por agua y en medio de la nada—, y nos cobró. Allá por la zona de los Siete Lagos.
De Jujuy a Humahuaca
• Una señora, llamada Melisa, que volvía de una procesión en la montaña donde visitó a la Virgencita que crece. Esto fue en saliendo de Jujuy.
• Levanté a un carabinero en un peaje. Paramos a tomar fotografías del volcán Chaitén y después quiso tomarme fotos a mí, ya que las argentinas teníamos curvas. Lo dejé en Curacautín... ¡Por favor!
• También llevamos al capitán del Ferry con el que habíamos vuelto de Chiloé, hasta el centro de Puerto Montt.
• Volviendo de Pino Hachado, levanté a una señora llamada Teresa que lavaba la ropa en la casa de su hija porque en su casa no había agua para realizar esas tareas, y de paso visitaba al nieto. La llevé unos tres kilómetros por la 242.
Yacarés en el Pantanal
• En Choele Choel, desde Darwin hasta Belisle, levanté a un chico que todo el tiempo me habló de armas. Viajaba a dedo porque iba a buscar a su novia; después harían dedo nuevamente para ir a un parque de diversiones en Chimpay.
• Y en Matto Groso, una camioneta de esas de turismo, nos subió hasta un mercado. Después hicimos el pantanal a pleno rayo de sol y con nada de agua, pero la camioneta nunca volvió a pasar...

 

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