Mal recibimiento...

Si bien llegué un día domingo, nada estaba preparado para recibirme a mí o a cualquier otro visitante que viajara con mis medios. En la terminal, Informes estaba cerrado. La mina del locutorio tenía poca o ninguna idea de lo que yo le estaba hablando. Hasta que decidí calmar mis ansias con una hamburguesa completa (sin huevo: no porque no lo quisiera, sino porque así lo indicaba el menú), y el mozo me vino a traer un mapa de la ciudad y me dio algunas indicaciones. Menos mal.  Afuera llovía y fue toda una movida llegar hasta un hostel que decidiera albergarme.


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