Turistas en Madryn

En Puerto Madryn, tuvimos la absurda idea de subir al muelle el día que un crucero proveniente de Uruguay (pero que había zarpado en algún otro puerto más lejano), había atracado. Los gendarmes no nos dejaron pasar y entonces fuimos a caminar a la playa y después al centro y así se nos pasaron las horas. Por toda la ciudad había turistas. Era un día martes y aunque siempre hay turistas en Madryn, éstos eran todos los que venían en el barco. Cuando nos cansamos de caminar, nos sentamos a ver a las personas que volvían para subir al crucero. En forma análoga, otros argentinos hacían lo mismo y comentábamos los idiomas que hablaban, cómo se veían, la cantidad inmensa que eran. El crucero se iría al anochecer y ciertamente, yo ya empezaba a aburrirme de ser espectadora y no poder subir al muelle.

Foto del fucking crucero, desde la playa por supuesto
Volví a acercarme y el gendarme volvió a negarnos la entrada. Aún así, nos pusimos a conversar del barco y de los turistas y de esa forma de viajar prácticamente a bordo de una ciudad que va parando en las costas, de la vida en el mar, de los viajes, del mundo. En resumen, no hay nada que nos diferencie a unos de otros, le digo, porque ¿qué tienen ellos que no tenga yo? Y su respuesta llegó inmediata. Fue ágil, liviana, concisa, solamente me miró y me dijo: “plata”, encogiéndose de hombros y quedándose, como yo, frente al muelle viendo a los otros partir.

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